Cándido

 


-"Todo tiene relación en el mejor de los mundos posibles: porque si no os hubiesen expulsado del castillo por amor a la señorita Cunegonda, si no hubieseis sido entregado a la Inquisición, si no hubieseis atravesado América andando, si no hubieseis dado una gran estocadda al barón y si no hubieseis perdido todos vuestros carneros de aquella buena tierra de Eldorado, no estaríais comiendo ahora mermelada de cidra y pistachos.
-Muy bien dicho- contestó Cándido-, pero lo importante es cultivar nuestra huerta."


Un niño ilusionado descubre, por un desliz de sus padres, los regalos de Navidad escondidos en su armario. ¡Qué duro el desengaño! ¡Qué dolorosa la traición! ¿Quién no la ha sentido alguna vez? Quítarnos la venda de los ojos es casi siempre una experiencia dolorosa y, desde luego, la experiencia de Cándido no indica lo contrario. Sus aventuras desvelan una realidad que entra en contradicción directa con su idea del mundo, basada en las enseñanzas de Pangloss. Cada acto de crueldad que presencia o sufre hace mella en la armadura optimista de su conciencia (y en la del lector). De esta manera, Voltaire narra una batalla filosófica -Liebniz vs Voltaire-  imitando, formalemente, a la Odisea de Homero: el carácter episódico de los capítulos, la sucesión interminable de desgracias, los miles de destinos accidentales... 

Al comenzar la novela, el lector se encuentra con una trama aparentemente superflua, rebozante de catástrofes y de personajes inverosímiles, que se aproxima más a una -mala, muy mala- guía de viaje que a una novela filosófica. El corazón del libro está escondido bajo una capa cuiadadosamente confeccionada con una tela rica en ironía y absurdidad. Si rebuscamos entre las entradas anteriores daremos con un autor que destaca precisamente por ser un experto en este tipo de subterfugio: Cervantes. En efecto, la obra de Voltaire recuerda, en cierta manera, al "Don Quijote" cervantino. De hecho, el Quijote llega a pronunciar estas palabras:

“Cuando la vida misma parece loca, ¿quién sabe dónde está la locura? Quizás ser demasiado práctico es una locura. Renunciar a los sueños, esto puede ser una locura. Demasiada cordura puede ser una locura, y lo más loco de todo: ver la vida como es, y no como debería ser! "- Don Quijote

Es tarea del lector desembarazarse de las capas superficiales y desmenuzar el mensaje filosófico que se esconde detrás de cada episodio. La idea central es una evidente crítica contra la filosofía de Leibniz, contra el optimismo ingenuo que pretende justificar la existencia de un Dios bondadoso y perfecto. Sin embargo, en esta novela, los submensajes son casi tan importantes y abundantes como esta idea. Así, la composición filosófica de la obra se conforma de pequeñas críticas que remiten a esta crítica de mayor envergadura. El episodio del auto de fe en Lisboa, las condiciones del esclavo en Surinam... son aportaciones que reflejan la concepción volteriana de la sociedad del momento. 

Si se trata de hacer una comparación actual, el lector podrá fácilmente encontrar las similitudes (tanto temáticas como filosóficas) con el gran hit cinematográfico "El show de Truman": un personaje principal que redescubre su mundo, una figura "paterna" que busca mantener el engaño... ¿Suena familiar?



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